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Qué hacer si presencias acoso en tu trabajo o comunidad

Acabo de participar en un entrenamiento para prevenir acoso y discriminación en equipos de trabajo.

Me pareció que esta información debería compartirse. Así que aquí tienes 6 cosas que puedes hacer si presencias acoso en el trabajo, comunidad o sociedad en general, incluso si no eres manager.

Interrumpe la conversación

Haz algún comentario que desvíe la conversación e interrumpa el acto de acoso. Puede ser una broma, un cambio drástico de tema, o simplemente hacer un ruido que cambie el foco del grupo.

Pregúntale a la persona cómo se encuentra

Acércate a tocar base, y pregunta si hay algo que puedas hacer para ayudarle.

Aborda a la persona cometiendo el acoso

Especialmente en ambientes donde no estamos sensibilizados en cuestiones de acoso, es importante dar visibilidad y resaltar acciones imprudentes y dañinas.

Asume que la persona es ignorante de efecto de su comportamiento, y ofrece una perspectiva diferente: “Sé que tal vez no quisiste decir esto, pero este fue el efecto de tu comentario.”

Apela a la amistad y empatía con la víctima

Hazle saber que tiene aliados, y que no está solo o sola. Reconoce que presenciaste lo que sucedió, y que estás ahí para apoyarle en lo que necesite, aunque sea simplemente moralmente.

Da retroalimentación directa y clara en el momento

“Aquí no hacemos o decimos eso, bajo ninguna circunstancia.”

Niégate a ser parte de la situación, y llévate a otros contigo

El mensaje más valioso que puedes mandar es que no te vas a prestar a crear un foro para este tipo de actos.

En cuanto te percates de que alguien está siendo acosado, retírate de la situación y busca que otros te sigan.

A veces lo que se necesita es alguien a quien seguir.

Ponerle un alto al acoso es responsabilidad compartida

“Acoso” puede significar cosas diferentes dependiendo el contexto. Apela a tus valores, o las reglas de convivencia del grupo, para aprender a identificarlos.

Pero hay un tipo de acoso que es incuestionable: calumnias, bromas sexuales, transgresión del espacio personal, comentarios hirientes o fuera de lugar.

Si observas cualquier tipo de acoso y no haces nada para resaltarlo y detenerlo, también eres parte del problema.

Fomenta una cultura de privacidad, no de secretos

El término “comunicación” es tan amplio y dependiente del contexto del trabajo y la industria en la que uno se desempeña, que muchas organizaciones deciden simplemente no ponerle mucha atención. Adoptan una mentalidad de que “lo que importa es que las cosas se hagan, pero no importa cómo.”

Adam Thomas escribió brillantemente al respecto (traducido por mí):

La cultura de comunicación de tu empresa tiene un gran impacto en el resto de tu negocio. Cultivar una atmósfera de confianza es esencial para el éxito. El nivel de confianza que las personas en tu organización depositan en sus líderes y en ellos mismos, afecta la productividad, la salud de tus compañeros y la retención a largo plazo del equipo.

En su artículo, Adam menciona que existen principalmente dos tipos de empresas: las que quieren hacer las cosas en privado, y las que quieren hacer las cosas en secreto. La diferencia es sutil, pero el diablo está en los detalles.

Cualquier información que se comparta llamadas, mensajes directos o canales privados se pierde en el limbo. Esto le resta visibilidad al equipo, se pierde la trazabilidad del proceso de toma de decisiones, y en muy poco tiempo, la confianza del equipo se ve mermada por esta opacidad.

A muchos líderes les cuesta trabajo ver más allá de la meta puntual que tienen en frente, e ignoran las consecuencias de fomentar una cultura de comunicación que hace que los miembros del equipo se sientan asediados, estresados e inseguros.

Personalmente, estoy consciente de estos problemas y lo fácil que es caer en una situación de secresía. En mis equipos procuramos que cualquier llamada que tengamos con otros miembros quede resumida en un mensaje donde se listen los acuerdos a los que se llegaron. También, usamos canales de Slack públicos por defecto, y todos tenemos la expectativa de mover cualquier pregunta que nos hagan por DM a un canal público.

Durante los más de 12 años en la industria del software, he aprendido a identificar que si sientes que necesitan comunicar algo en secreto (por DM, en una llamada, o por medios fuera de la compañía), significa que inconscientemente no confías en tu compañía. La cultura está rota.

El trabajo asíncrono le gana por mucho al trabajo duro

Creo que el trabajo asíncrono puede ser la clave para tener éxito en el 2023.

El éxito, independientemente de lo que signifique para cada quien, se consigue con el principio fundamental de identificar lo que funciona y lo que no, para luego hacer más de lo que funciona, y menos de lo que no.

El debate canónico entre líderes es sobre qué filosofía deberían impulsar en sus equipos para alcanzarlo: el trabajo duro, o el trabajo inteligente. Las personas que defienden cada punto piensan haber logrado encontrar la respuesta. Hay que trabajar más duro, y no tan inteligentemente — o al revés.

Incontables horas se han invertido en intentar encontrar el balance perfecto entre trabajar duro e inteligentemente. No te podría decir si se ha llegado a algo sustancial en esas discusiones, porque parece ser que la conclusión intelectualmente estimulante es que deberías de trabajar inteligente y duro al mismo tiempo.

Mi postura es que hay que ser lo suficientemente inteligente para identificar en qué trabajar duro. Y la filosofía de trabajo que te permite hacer eso, es el trabajo asíncrono.

Déjame explicarte. Vamos por partes.

Trabajo duro vs. inteligente

Analicemos la versión más polarizada de cada parte del argumento.

El que propone trabajar duro sugiere que el valor de la recompensa al final del camino es directamente proporcional al esfuerzo que costó conseguirla. Esta mentalidad te dice que mientras más tiempo y esfuerzo le inviertas a algo, mejor será el resultado. Y que si estás tomando atajos para conseguir tu objetivo, significa que no lo quieres tanto, ergo, no lo mereces. Sigue estrategias de productividad tradicionales y rudimentarias. Desvelos, estrés, sangre, sudor y lágrimas. El trabajador duro se siente orgulloso del sacrificio personal que significa conseguir su objetivo.

El que recomienda trabajar de manera inteligente busca atajos y la menor fricción posible. “El fin justifica los medios” es su frase favorita, y hará hasta lo imposible por ahorrarse tiempo, dinero y esfuerzo en virtud de obtener un resultado positivo. Encontrará fallas en los sistemas que le den una ventaja sobre sus competidores, y si resolver un problema no es cuestión de vida o muerte, no buscará la manera de hacerlo hasta que lo sea. El trabajador inteligente se siente orgulloso de haber logrado resultados adecuados por una fracción del esfuerzo que otros le invirtieron al mismo problema.

En ambos extremos de este espectro, los objetivos se cumplen y se llega al éxito.

El problema, y la razón por la que estos extremos son malos, es que ninguno de estos modelos de trabajo es sostenible a largo plazo en el contexto de un equipo u organización.

El trabajo duro termina por quemar a las personas. Las jornadas de trabajo son enloquecedoras, con horas interminables y retos imposibles, justificados por una cultura de sacrificio. Aquellas personas que forman parte de una cultura que glorifica el trabajo duro dejan de preocuparse por su bienestar y el de sus familias, y de alguna manera internalizan que cualquier cosa que valga la pena merece trabajo extenuante.

El trabajo inteligente, en su versión más extrema, produce soluciones frágiles e insostenibles. Estas soluciones, si bien cumplieron con objetivos puntuales, generan deuda técnica y organizacional, porque al estar construidas atajo sobre atajo, cambiar de dirección es cada vez más costoso y complicado. Además, una cultura en la que el fin justifica los medios, invita a sus integrantes a no buscar más allá de las soluciones rápidas y fáciles (“inteligentes”). Hace que las personas dejen de pensar de manera crítica, irónicamente.

Imagen usualmente usada para representar la diferencia entre trabajo duro y trabajo inteligente.

Los aspectos negativos de los extremos en este debate están representados en la imagen al inicio de esta sección.

Esta imagen, irónicamente, intenta comunicar los beneficios del trabajo inteligente. Pero analiza: los que empujan los cubos están trabajando obviamente de más, mientras que el que decidió esculpir una esfera tiene una tarea mucho más sencilla.

Observa cómo ninguno de los dos extremos resuelve el problema real: llevar un cubo de izquierda a derecha de la manera más eficiente posible. Los que trabajan duro llegaron tarde, cansados y probablemente no van a querer hacerlo de nuevo, mientras que el otro llegó con una esfera.

Cualquier extremo de esta discusión termina siendo perjudicial para la organización una vez aplicado. Es aquí donde debemos de buscar un punto medio que nos permita encontrar un balance entre el trabajo duro y el trabajo inteligente. Una manera de trabajar que nos permita tomar los mejores aspectos de los extremos y usarlos de una manera sana, que produzca resultados y que no cueste el bienestar de los miembros del equipo.

Ese punto medio es el trabajo asíncrono.

El trabajo asíncrono

Trabajar de manera asíncrona, en esencia, significa que cada miembro de la organización puede moverse de manera independiente, convergiendo en tiempo/espacio con otros solo en situaciones absolutamente necesarias.

Cuando se trabaja de manera asíncrona, los miembros de un equipo tienen el sentido de agencia necesario para tomar decisiones y hacerse responsables de sus consecuencias. Cuentan con la confianza de sus líderes, pues los objetivos son claros y los problemas a resolver tienen sustento. Trabajan en público, y son transparentes con sus procesos de deliberación. Sus mensajes son claros y asertivos, y no están atados a un horario de disponibilidad definido.

Valoran el resultado de su esfuerzo, no la magnitud del mismo.

Si el principio para alcanzar el éxito es hacer más de lo que funciona, y menos de lo que no, ¿cómo sabes cuál parte del proceso está funcionado y cuál no, si no tienes más que información anecdótica sobre ello? Al contrario de los modelos de trabajo síncronos, donde los problemas se resuelven en privado, a través de medios efímeros y con opacidad, el trabajo asíncrono deja una estela de información que puede ser utilizada para analizar y mejorar el proceso de toma de decisiones de la organización.

Hay que ser lo suficientemente inteligente para identificar en qué trabajar duro. Y el trabajo asíncrono ofrece un balance sostenible entre ambos mundos.

Trabajar de manera asíncrona puede ser considerado trabajo duro porque te reta a ser consciente de tus pensamientos y a estructurarlos para poder escribir ideas coherentes. Requiere que crees los sistemas de información necesarios en tu organización para poder delegar la toma de decisiones. Te obliga a confiar en tu equipo y a ser responsable de tu comportamiento y disciplina.

Trabajar de manera asíncrona también es trabajar inteligente porque estás haciendo que los miembros de tu equipo cuenten con la autonomía para tomar decisiones, incrementando su sentimiento de satisfacción y felicidad. ¿Sabes qué producen las personas satisfechas y felices? Buenos resultados. Eso es inteligente. Además, al trabajar de manera asíncrona, los miembros del equipo tendrán el tiempo y espacio necesario para ejercitar su creatividad y solucionar problemas de una manera más fundamental.

Trabajar duro en ser un mejor líder, y al mismo tiempo inteligente por fomentar una cultura laboral sana y que respete a las personas que se desarrollan en ella. No suena mal.

Conclusión

La decisión de trabajar duro o trabajar inteligente, a final de cuentas, termina siendo responsabilidad de cada quien.

Si tú, como líder, en tu organización fomentas una cultura de trabajo duro, hazlo con la conciencia de que las personas que trabajan contigo eventualmente van a cansarse y se van a ir.

Si, por el contrario, fomentas una cultura de trabajo “inteligente”, date cuenta de que probablemente estás creando una organización que produce soluciones frágiles y costosas.

Pero si fomentas una cultura de trabajo asíncrono, estarás asumiendo tu responsabilidad como líder de equipo. Crecerás personal y profesionalmente, mientras generas un ambiente de confianza, autonomía y responsabilidad compartida con tu equipo. Uno donde las personas se sentirán parte de una organización que respeta su tiempo, esfuerzo y pericia.

Así que, entre decidir trabajar duro o inteligente, recuerda que hay que ser lo suficientemente inteligente para identificar en qué trabajar duro.

“A esta empresa se viene a trabajar, no a ponerse sentimental”

Una de las banderas rojas más grandes es si tu jefe te contesta “a esta empresa se viene a trabajar, no a ponerse sentimental” cuando le comentas que una situación de tu trabajo te está afectando a nivel personal.

Para mí, esa es una señal inequívoca de estar en el lugar incorrecto para crecer profesional y personalmente.

https://twitter.com/Swanros/status/1472986970947080193

Como líder de un equipo, tengo claro que mi objetivo principal no es exprimir el talento de las personas con las que tengo el privilegio de colaborar. Mi trabajo es propiciar las condiciones necesarias a nivel organizacional para que ese talento florezca por sí solo, y luego potenciarlo. Desafortunadamente, muchos “líderes” de equipo realmente funcionan como jefes, exigiendo sin aportar, promulgando sin poner el ejemplo. Y la frase “a esta empresa se viene a trabajar, no a ponerse sentimental” es el reflejo de esa mentalidad, donde lo que importa es el resultado y no la persona. Un medio para un fin.

Hace unos meses escribí:

Tú y yo somos parte de un sistema que, hora tras hora, está buscando exprimir la mayor cantidad de productividad de cada uno de nosotros. Eficiencia, dicen, es lo principal. Ser eficientes. Ser productivos. Si no estás siendo productivo, estás desperdiciando recursos. Si no maximizas tus horas de trabajo, estás siendo irresponsable.

Gran parte del reto es el contexto cultural en el que nos desarrollamos — especialmente en Latinoamérica, donde muchos hemos crecido con la idea de que lo que importa es el trabajo duro, y que reprobar (o que te corran) es lo peor que te podría pasar. Peor incluso que vivir angustiado, amargado o con ansiedad. Y cada día que paso trabajando con personas y buscando la manera de honrar su individualidad, metas y objetivos personales, me doy cuenta de la mucha falta que hace que los líderes en esta industria sean más humanos.

Si logras identificar las banderas rojas en tu empleo, y estás inseguro sobre si deberías buscar otro camino, déjame decirte que tienes muchas cosas a tu favor. El mercado está más caliente que nunca, y hay muchas empresas y organizaciones que están decidiendo apostar por la persona, más que por el output que generan. Solo tienes que levantar la cabeza y buscarlas.

Primero, hazte consciente de tu valía como persona, analiza tu propuesta de valor y, como dice Vicente Plata, no aceptes abusos.

Cómo saber si deberías dejar ir a un miembro de tu equipo

Un Engineering Manager en una posición no tan ideal me envió la siguiente pregunta:

¿Cómo lidias con la banda que no comunica (ausentes en chat, no confirman llamadas, etc) PERO que sí da resultados?

El que uses la palabra “lidiar” me dice que, muy dentro de ti, sabes que no te está dando buenos resultados, y es momento de hacer algo al respecto.

Desde el punto de vista de un Engineering Manager, si alguien es un buen ejecutor, pero tienes que estar invirtiendo tiempo y recursos para asegurarte de que lo está haciendo de una manera que no afecte negativamente al resto del equipo, esa persona no funciona. Aunque esa persona cumpla con sus responsabilidades a nivel técnico.

Tu rol es establecer procesos y generar estrategias para que se cumplan las expectativas del equipo.

Como Engineering Manager, una de tus preocupaciones principales debería de ser evitar cuellos de botella y silos de información. Tener a un miembro del equipo que no comunica eficientemente, ni trabaja en equipo, es la antítesis lo anterior. Sobre todo si esta persona sabe que sus habilidades técnicas de alguna manera justifican sus deficiencias en comunicación y colaboración. Esta es una receta para que eventualmente tengas a alguien que sabe mucho del proyecto y del negocio, que sea una carga negativa para el equipo, y que no podrás correr porque con él se iría todo el conocimiento de los proyectos en los que trabajó. Bus factor al millón.

Un estándar de calidad es lo que se tolera, no lo que se promueve. Puedes invertir tiempo y esfuerzo en promover buenas prácticas de comunicación y trabajo en equipo, pero mientras no tomes decisiones administrativas en pro de defender los procesos y estrategias que promueves, estarás trabajando en vano.

El mejor momento para remover a ese elemento del equipo era antes de que te pusiera en esta situación.

El segundo mejor momento es ahora, que estás buscando hacer malabares por alguien que no te está haciendo, ni a ti ni a tu equipo, el trabajo más sencillo.

¿Cuándo es hora de renunciar a tu trabajo?

Las cosas en la empresa no pintan bien. Estás al borde del burnout, y pareciera que la situación, en vez de mejorar, se va a poner más complicada.

Se siente una desconexión entre el ánimo con el que se presentaron los nuevos proyectos y la realidad al momento de ejecutarlos. Sí, vienen grandes retos, proyectos que tienen el potencial de generar un gran impacto en la industria. Sin embargo, algo no está bien. Los compromisos, exigencias y variables siguen creciendo, pero no así el respaldo que sientes por parte de la empresa para lograr tus metas.

A pesar de todo esto, cada vez que hablas con tu líder y le haces saber cómo te sientes, por alguna razón, sales aliviado. Lograste desahogarte, y probablemente hasta sentiste algo de empatía por él o ella. Te hizo saber entre líneas que realmente está haciendo todo lo que puede para que cambien las cosas.

No obstante, la pregunta no deja de rondar en tu cabeza: ¿debería renunciar ya, o le doy otra oportunidad? Esta vez seguro será diferente.

Incentivos

En algunos lugares, se gana siendo el que más vende. En otros, resolviendo la mayor cantidad de tickets. Desafortunadamente, en algunas organizaciones se gana siendo el favorito del jefe.

¿Cómo se “gana” en la cultura de tu empresa? Esta es la pregunta más importante que deberías de contestar.

Si te das cuenta de que en tu organización se gana siendo el que más vende en números brutos, pero tú trabajas como desarrollador de productos internos, y no como vendedor, tienes un problema. Porque tu usuario hará lo necesario por vender más, independientemente de lo que tú y tu equipo estén haciendo o quieran hacer. Tomarán atajos, desarrollarán sus procesos por fuera, y tu trabajo será cada vez más difícil: crear un producto para personas que no quieren ni tienen que usarlo. Es posible contrarrestar esta situación, sí, sin embargo, requiere que la persona al frente de tu equipo tenga bastante capital político dentro de la organización para poder influenciar el comportamiento de otras áreas.

Si en tu empresa se “gana” siendo el que más vende, ¿qué significa eso para ti, que no vendes nada? ¿Cuál es realmente la probabilidad de que tu tarea sea factible? ¿Tiene tu líder el suficiente capital político para poder influenciar otras áreas de la organización y alinear sus incentivos con los suyos?

Charlie Munger dijo, “muéstrame los incentivos y te mostraré el resultado.”

Eres lo que haces

Para este punto te habrás dado cuenta de que estás en una situación poco ideal, pues los incentivos de tu empresa no están alineados para que tú también puedas ganar. Pero tu líder insiste en que las cosas van a cambiar pronto.

Analiza su historial de liderazgo.

Eres lo que haces, no lo que dices que quieres hacer. Esto es especialmente verdad en roles de liderazgo.

Esta es una conversación delicada, porque estamos hablando de una persona en particular. Vale la pena hacer zoom out: también es miembro de la organización, y tiene un rol que debe de cumplir. El hecho de que sus incentivos no estén alineados con los tuyos no es un juicio de su persona. Algunas veces lo que tú quieres no tiene nada que ver con lo que tu jefe/líder necesita de ti como miembro de una organización, y esto no significa que no sea una buena persona, o que quiera hacer las cosas mal a propósito.

Habiendo mencionado esto, es completamente válido hacerte las siguientes preguntas sobre tu líder: ¿Cuál es el incentivo de su puesto? ¿Qué significa “ganar” para él/ella? ¿Cuántas veces te prometió algo y no llegó? ¿En cuántas ocasiones las cosas han estado a punto de cambiar, pero nunca lo hicieron?

Renuncia

Mucho se habla en la cultura latinoamericana de “ponerse la camiseta”, y una de las cosas que más me gustaría cambiar de la cultura laboral en México y LATAM es la idea de que los empleos se deben “aguantar”.

Creo fielmente en que un empleo o un trabajo debería de ser algo vigorizador, no agobiador. Sé, por experiencia, que una de las maneras más sencillas de lograr llegar a ello es desarrollar conciencia de qué es lo que queremos y necesitamos para crecer. Y luego hacer algo al respecto.

La respuesta es simple: si los incentivos de tu empresa no están alineados de manera homogénea, y tu jefe o líder no tiene un buen historial de entregas a nivel liderazgo, es momento de que salgas de ahí.

Somos afortunados de trabajar en una industria que nos permite trabajar desde casa y con aire acondicionado, por decir los menores de los beneficios. Con ese privilegio vienen ciertas responsabilidades, y una de ellas es hacer algo con las respuestas a preguntas que no todos se pueden hacer.

Renuncia.

Repite lo que dices, múltiples veces

Tomasz Tunguz, escribiendo en su blog:

Los grandes líderes entregan sus mensajes con palabras memorables que repiten constantemente.

Muchas personas creen que liderar significa dar órdenes. Pero no es así. Liderar significa lograr que un grupo de personas le pongan esfuerzo, atención y empeño a resolver un problema en particular. Y una de las mejores formas de hacer eso es tener un mensaje claro.

Tip para ser mejor líder: ponle nombre a tus iniciativas, y repítelas como si no conocieras otra palabra.

Liderazgo efectivo: La importancia de las reuniones 1on1 en equipos de desarrollo

Profesionalmente, crecí en un ambiente que desde muy al inicio me enseñó la importancia de ver primero a la persona y luego su utilidad. Y aún recuerdo el primer 1on1 (one-on-one, o una plática uno a uno) que tuve con mi líder.

Hoy sé lo afortunado que fui.

Aún no tenía tanta experiencia en la industria. Y, como muchos, pensaba que el rol del líder era regañarme, presionarme o criticar mi trabajo (luego entendí que lo que yo pensaba era un líder, en realidad era un jefe). La sorpresa que me llevé cuando en mi primer 1on1 con él, durante una hora, en vez de reclamarme por lo que es lo que estaba haciendo “mal” (a mi parecer), me preguntó que cómo me podía ayudar para que lo que estaba haciendo bien fuera más sencillo.

En ese momento fue cuando entendí el trabajo de un líder: crear conexiones con las personas con las que trabaja, entender qué los motiva y buscar la manera en que sus labores diarias sucedan en la periferia de sus intereses personales.

En una industria que está tan acostumbrada a enfocarse en el aspecto utilitario de las cosas, una conexión humana puede sentirse como un vaso de agua fría en el desierto.

A lo largo de mi carrera en software he conocido personas que, a pesar de llevar años trabajando con su equipo, nunca han intercambiado una palabra más allá de un reporte de progreso. Líderes que no saben que su equipo está quemándose porque no están haciendo aquello que los motivó a aplicar a su empresa en primer lugar. Contribuidores individuales que únicamente tienen visibilidad de lo que tienen que hacer de aquí al viernes.

No es sorpresa que tantas personas estén descontentas con lo que hacen 8 horas al día.

Líder: ¿cuándo fue la última vez que saliste de una llamada con tus reportes y saliste con un mejor entendimiento de qué puedes hacer para ayudarles a tener más éxito?

Ten 1on1s regulares. Hablen de qué los motiva. Hablen de qué les causa estrés. Haz un esfuerzo por ir más allá del dashboard de Jira, y si algo no está funcionando, entiende por qué. Luego busca la manera de arreglarlo. Sé ese líder que van a recordar porque no solo pedía resultados, sino que ayudaba al equipo a conseguirlos.

El 1on1 es una oportunidad para ambas partes. No la desaproveches.

Ser líder: ¿quieres el puesto o la responsabilidad?

El puesto de liderazgo está sobrevalorado.

Muchas personas asociamos ser “únicamente” seguidores, o miembros de un equipo, con sentimientos negativos. Como si no tener el reconocimiento del puesto nos hiciera menos personas. Y como si el hecho de no tener un nombramiento oficial significara que no podemos ejercer el rol de liderazgo que sentimos merecemos.

En realidad, dentro de una organización, todas las personas están siguiendo los pasos de otras. Nadie es un líder sin ser liderado.

Hay líderes, y hay seguidores. Y así como hay buenos y malos líderes, hay buenos y malos seguidores.

Un buen líder da dirección y provee al equipo de herramientas y frameworks para cumplir objetivos a largo plazo. Un mal líder reparte tareas y espera que las metas se cumplan porque sí.

Un buen seguidor puede tomar la dirección de un buen líder, estar en desacuerdo, y buscar maneras de hacer saber que la premisa de la tarea es incorrecta. Un mal seguidor tomará la tarea, y aún sabiendo que la dirección no es la correcta, la implementará. Después culpará al líder.

Un buen seguidor a su vez es un buen líder. Pues ser un líder no significa que sabes más o que tienes el control — o que tienes un nombramiento, necesariamente. Sino que tienes una responsabilidad con tu equipo. Cómo materializas esa responsabilidad es lo que te definirá como un profesional.

Un buen líder a su vez es un buen seguidor. Pues sabe que la retroalimentación de las personas a las que está liderando no siempre será fácil de digerir, pero que el resultado neto será siempre positivo.

¿Quieres el puesto, o la responsabilidad? Porque la responsabilidad está lista para que la tomes. Todo lo demás es tu ego hablando.

Manual de Swanros

¡Hola, $NOMBRE!

Hey, es un gusto tenerte por acá. ¡Vamos a trabajar juntos! Me quise tomar el tiempo de escribir este documento para explicarte un poco cómo funciono, me conozcas y sepas qué es lo que puedes esperar de mí como tu manager. Hago esto porque creo fielmente en el trabajo con personas, y sinceramente me hubiera gustado saber qué era lo que motivaba a algunos managers que he tenido en el pasado. Espero te sea de utilidad.

Durante las próximas semanas vamos a conocernos y a aprender cómo nos gusta trabajar. Por lo pronto, aquí está una radiografía de una semana trabajando en equipo.

Nuestra semana típica

Una semana típica colaborando es bastante relajada desde el punto de vista de comunicación entre nosotros. El micromanagement es la antítesis de cómo trabajo y es lo último que puedes esperar de mí. Habiendo dicho esto, me gusta estar cerca del equipo para saber cómo puedo apoyar, así que nos mantendremos en contacto constante.

Tendremos una llamada semanal para ponernos al día. Durante esta llamada discutiremos cosas importantes o de visión general — no es un standup — y no necesariamente debes de traer algo preparado. Solamente quiero saber cómo vas y establecer una rutina en la que podamos colaborar más allá de tareas puntuales. El objetivo de esta llamada será resolver la siguiente pregunta: ¿cómo podemos potenciar nuestro trabajo?

Además de nuestra llamada 1:1, tendremos una llamada con tu equipo para integrarnos más. Otra vez, no es un standup, sino una oportunidad para mejorar la dinámica que tenemos como equipo. Para estas reuniones crearemos un documento compartido al cual todos tendrán acceso. En él, cualquier miembro del equipo podrá agregar los temas de los que les gustaría hablar, así como las notas de los acuerdos a los que llegamos en la llamada.

Algunos puntos generales que debes de tomar en cuenta sobre nuestro día a día como colaboradores:

  • No es necesario que me pidas permiso para salir si es que lo necesitas. Confío en que tu manejo del tiempo es el mejor posible, y estoy consciente de que hay ocasiones en que la vida se va a interponer en nuestros días. Está bien — lo único que te pido es que no dejes el trabajo tirado.
  • El tiempo personal es primero que el trabajo. Todo mi esfuerzo está en fomentar una dinámica de trabajo que nos permita cerrar la computadora sin preocupaciones al final de un día de trabajo.
  • Procuro responder de manera oportuna a los mensajes. No siempre se logra, pero puedes esperar una respuesta de mi parte.

Principios

Los siguientes son los principios cardinales que guían mi trabajo. Te los comparto de manera únicamente informativa. 

Personas antes que números. Un OKR cumplido, una entrega a tiempo, etc., son efectos secundarios de un equipo contento, motivado y retado lo suficientemente para que el trabajo se mantenga interesante. Mi manera de trabajo está enfocada en optimizar para que tú puedas hacer tu mejor trabajo sin complicaciones.

Tu principal responsabilidad es decir que no. No hay nada que valore más en un equipo que las opiniones propias. Mi rol se trata de crear un ambiente para que tú puedas hacer tu mejor trabajo — pero, al final, el trabajo lo harás tú. Esto significa que tú te podrás llevar los éxitos, pero también el aprendizaje y la responsabilidad de solucionar los problemas cuando algo salga mal. Es por eso que lo mínimo que espero de ti es que puedas defender tu punto de vista cuando no estés de cuerdo con algo que yo u otra persona del equipo proponga.

La honestidad es lo más importante.

Procuro entender por qué llegamos al problema, y resolver eso. Encontrar soluciones parciales o incompletas no es como me gusta hacer mi trabajo. Estoy consciente de que hay situaciones en las que vamos a tener que comprometer la calidad del producto, pero estas deberían ser las excepciones.

Es primordial para mí que las personas que trabajan conmigo se conduzcan con respeto.

Mi calendario es tuyo. Te repito, mi rol dentro de la organización es crear un ambiente favorable para ti. Esto significa que a veces vamos a necesitar sentarnos a discutir un tema en particular — puede ser algo que sientas que no está funcionando como debería, o una idea que te gustaría implementar. No tienes que preguntarme si puedes hablar conmigo — simplemente usa el enlace que te pasé para agendar una llamada y listo.

El tiempo es sagrado, y procuro usarlo responsablemente. Te invitaría a hacer lo mismo, pero esta ese una decisión personal. Mi regla es esta: si voy a poner un evento de 1 hr en el calendario, más vale que sea la hora más productiva del día — y asumo esa responsabilidad con seriedad.

No me gusta usar metodologías que tienen un nombre. “A X empresa le funcionó Y” no es un argumento que me emocione para intentar aplicar Y en nuestra organización. Por el contrario, si vamos a analizar por qué funcionó, y lo vamos a intentar adaptar a nuestro caso particular, ahora tienes mi atención.

Trabajo por algo, no en algo. Afortunadamente en nuestra industria hay miles de oportunidades para hacer software, manejar gente, o diseñar cosas. Cuando trabajo en algún lugar en particular, lo estoy haciendo por algo.

Comunicación

Mi método preferido de comunicación es escrito. Creo que escribir algo es la mejor manera de asegurarme de que entiendo de manera clara lo que quiero comunicar. Reconozco que eventualmente será necesario tener una llamada para resolver algún problema en particular, y sigo algunos lineamientos en estos casos.

Procuro no tomar ni buscar llamadas que no estén en el calendario con por lo menos 24 horas de anticipación. Lo último que alguien necesita es una llamada de imprevisto, y estoy consciente de ello. Si necesito tener una llamada contigo, tendrás por lo menos un día completo para prepararte. Esperaría que tuvieras la misma consideración conmigo.

Nunca te enviaré invitaciones a llamadas que no tengan un objetivo claro. Tanto el título del evento en el calendario, como la descripción del mismo, tendrán toda la información que debes saber para llegar preparado a la llamada. En caso de que vaya a pedirte actualización de algún proyecto, por ejemplo, sabrás exactamente qué espero de ti.

El calendario tiene la opción para rechazar invitaciones a eventos. Úsala. Como dije antes, las llamadas para mí son un último recurso para colaborar. Si algún día te envío una invitación a una llamada, pero crees que sería mejor simplemente mandarme la información escrita, siéntete con la libertad de rechazarla. El tiempo es lo más importante y no me lo tomaré a mal si prefieres no tenerla. Si de verdad es crucial que tengamos la llamada, ya sea porque algo urge, o estamos en una situación de alerta, te lo haré saber.

Aprecio cuando todos los participantes de la llamada tenemos la cámara prendida. Trabajamos de manera remota, y es fundamental para mí establecer una relación con las personas que son parte de mi equipo. Vernos la cara es primordial para este propósito. Te pido que, dentro de lo posible, también prendas tu cámara cuando entres a una llamada conmigo — sobre todo si vamos a estar hablando sobre temas valiosos, como tu desarrollo dentro del equipo.

Respeto mi tiempo y el de los otros. Siempre procuro estar ya en la llamada uno o dos minutos antes de que de la hora pactada. Si tengo varias llamadas seguidas, es probable que me pueda demorar unos minutos en entrar a la siguiente. Si esto pasa, y tú eres mi siguiente llamada, te haré saber con anticipación que llegaré unos minutos tarde. No es normal que esto suceda.

Desarrollo profesional

Vamos a establecer objetivos de crecimiento para ti, y vamos a procurar que estos se encuentren en la intersección de lo que tú quieres para tu carrera y lo que la empresa necesita. Tendremos un documento compartido donde colaboraremos en la creación de tu plan de acción, al cual le daremos seguimiento cada 3 meses.

Debes de saber que nuestra relación no será de una sola vía. Es decir, no solamente se trata de pedirte cosas o que llegues a ciertas metas, sino de que entre los dos lleguemos a un acuerdo sobre qué es lo que tú quieres hacer, lo que la empresa necesita, y cómo yo te puedo apoyar.

También debes de tomar en cuenta que las revisiones de este documento no serán las únicas ocasiones en las que podemos compartir retroalimentación. Soy fiel proponente de la comunicación asertiva, y si hay algo que corregir me aseguraré de hacértelo saber en tiempo y forma, y espero que hagas lo mismo conmigo.

Notas extras

Uso muchas analogías cuando explico cosas. Sobre todo cuando algo me gusta demasiado. No te asustes si de repente quiero explicar cómo funciona un sistema literalmente con perros y gatos.

Soy fanático de trabajar por las mañanas, mi día comienza antes de las 6 am regularmente. Te pido que no sientas la presión de estar disponible en mis mismos horarios, y si te mando un mensaje temprano no tienes que contestarme de inmediato.

Soy muy celoso de mis tardes, y procuro no tener compromisos de trabajo después de las 4 pm. Sin embargo, soy flexible, y si hay algo que se necesita hacer a esa hora, estaré ahí. Pero todo mi día y forma de trabajo se centra en poder tener mis tardes libres.

Ser líder es como jugar una partida de póker

No sabes qué cartas te van a tocar. Pero cuando te las dan, debes de tomarte el tiempo para analizar cada una y ver cómo encaja con las otras que tienes en tu mano.

Una sola carta, aislada, no gana una partida. No importa si en tu mano tienes un 10, A, Q, J y K, si no sabes que juntos hacen una Escalera Real. Solamente tenías que cambiar el orden en que la veías.

Sucede lo mismo con las personas.

Liderar un equipo no se trata simplemente de cumplir metas o de alcanzar resultados estrictos. Se trata de reconocer las habilidades (y debilidades) de cada uno de los miembros del equipo.

Como líder, así como cuando juegas una partida de póker, tu única tarea es optimizar para sacarle el mayor provecho a las piezas con las que cuentas. Y la manera más sencilla de perder es no saber reconocer lo que tienes.

Barack Obama: cómo toma decisiones difíciles

Hace unos días me encontré on un link en Twitter que me llamó la atención. Un ensayo de Barack Obama, que daba su visión para abordar y tomar decisiones difíciles.

Hay un puñado de personas en todo el mundo de las cuales voy a consumir absolutamente todo el contenido que me encuentre. Barack Obama es una de ellas. Desde su más reciente libro, hasta su entrevista con David Letterman en Netflix, o su participación con Zach Galifianakis en Between Two Ferns. Este vistazo al detrás de cámaras de cómo es entrevistarlo, por Destin Sandlin, también es una joya.

Así que naturalmente, encontrarme un ensayo escrito por él mismo en mi timeline era algo que tenía que estudiar. Después de unos días, creo que he logrado sintetizar mis conclusiones clave.

Recientemente he estado pensando mucho en términos de cómo podemos tomar mejores decisiones. Interpretar de mejor manera lo que sucede en nuestra cabeza y que nos lleva a decidir por una opción sobre otra. Al leer el ensayo de Obama, algo me queda claro: todas las decisiones, independientemente de sus implicaciones, siguen un mismo patrón.

Una frase que empleo constantemente en mi trabajo, cuando hago coaching con personas de mi equipo, o cuando me toca ser la punta de lanza en algún proyecto es “hay que dar dos pasos hacia atrás.” Esta frase encapsula, para mí, la importancia de tener el contexto completo de la situación: tener todos los datos posibles para poder tomar una decisión informada.

Barack Obama lo comunica de una manera bastante concisa, al proponer la creación de un marco de trabajo que nos permita tomar cualquier tipo de decisión. Este marco de trabajo nos permitirá abstraer nuestros sesgos cognitivos y enfocarnos en resolver la situación a mano con la cabeza fría.

Me he tomado la libertad de sintetizar los puntos más importantes que rescato del artículo original a continuación.

El marco de trabajo

Todo el artículo original gira al rededor de la idea de la creación de un marco de trabajo definido para tomar decisiones.

Tener este marco de trabajo, o metodología, es importante porque ayudar a remover mucha de la entropía((Coloquialmente, suele considerarse que la entropía es el desorden de un sistema, es decir, su grado de homogeneidad. Wikipedia.)) de la situación. Esta entropía es la que eventualmente nos podría hacer caer en sesgos, y tomar decisiones erróneas basadas en el contexto inmediato en el que se está tomando la decisión.

Cuando se tiene una metodología clara, la toma de decisiones, independientemente de las circunstancias e implicaciones, se resume a una cuestión de visión, valores, e información dura.

… in just a few short weeks on the job, I had already realized that because every tough decision came down to a probability, then certainty was an impossibility — which could leave me encumbered by the sense that I could never get it quite right.

So rather than let myself get paralyzed in the quest for a perfect solution, or succumb to the temptation to just go with my gut every time, I created a sound decision-making process — one where I really listened to the experts, followed the facts, considered my goals and weighed all of that against my principles.

Then, no matter how things turned out, I would at least know I had done my level best with the information in front of me.

Una frase que se me viene a la mente, que tiene mucho que ver con esto, es “un problema bien explicado es un problema resuelto a la mitad”. La aprendí leyendo How To Stop Worrying and Start Living, de Dale Carnegie. Te lo recomiendo.

Seguir la metodología, y honrar el marco de trabajo para la toma de decisiones, incrementa nuestra confianza. Así, estaremos seguirás de que el resultado final estará alineado con nuestros valores y objetivos.

While I couldn’t guarantee the outcome, I was confident in making the decision. 

Es importante tener claro que nuestras decisiones se verán constantemente influenciadas por las circunstancias en las que nos encontramos. Pero si tenemos una metodología establecida, mucha de ese peso cognitivo es removido de nosotros.

Cualquier decisión debe de ser tomada con un objetivo en mente, tomando como referencia nuestros valores. Tener este marco de trabajo, o framework para tomar decisiones, nos acerca a esa panacea.

The best we can do is find a framework that helps us consider our choices, knowing that there may not be one perfect answer. That way, we can rest a little easier knowing that did the best we could in the circumstances, come what may.

El equipo

El equipo de trabajo es fundamental, de acuerdo con el ensayo original. Aunque Barack Obama es la persona con la última palabra para determinar si se hace algo o no, hay todo un equipo de expertos detrás de todo el proceso.

Cuando se es la persona a cargo de tomar una decisión, es necesario que se consideren a las personas que están de nuestro lado, y que tienen los mismos intereses que nosotros en mente. Sobre todo, aquellas personas que tienen la experiencia empírica, y cuya experiencia marca absolutamente toda la diferencia.

Pero no es todo. Es importante mantener la cabeza a nivel para escuchar incluso a aquellas personas que tienen opiniones contrarias a nuestra posición. Al estar en una posición de poder, contrario a lo que se podría pensar, dar espacio para que otras voces con opiniones diferentes hagan saber su sentir, crea un ambiente de confianza. Este ambiente invitará a que otras personas con puntos de vista no necesariamente alineados con la visión original alcen la voz.

Having at least one contrarian in the room pushed us all to think harder — and, frankly, everyone was a bit freer with their opinions when that contrarian wasn’t me.

Esto me hace tocar un poco en el concepto de followership. Este concepto nos ayuda a comprender cómo podemos ser mejores seguidores, y desde nuestra posición, influenciar a los líderes del esfuerzo. Visto desde otra perspectiva, un buen líder fomentará también que aquellas personas que lo siguen, lo hagan de la mejor manera. Fomentará discusiones sanas, y creará espacio para que todas las opiniones sean tomadas en cuenta.

When you have a tough, almost unsolvable decision to make, you don’t just want people to tell you what you want to hear.

Puedes leer más sobre followership aquí.

Delimitación

Uno de los peores errores que cometemos los humanos en todas nuestras áreas de la vida, es actual por impulso. Barack Obama intenta contrarrestar esta problemática dejando que sus “pensamientos se marinen”.

No hay que confundir la idea de actuar impulsivamente con el actuar por instinto. Cuando se actúa por impulso, estás dándole las riendas de la toma de decisiones a tus sesgos, ya sean cognitivos o emocionales. Estás fallando como líder. Cuando se actúa por instinto, estás escuchando a tu sexto sentido. Ese sexto sentido viene de la experiencia, y la probabilidad de que el resultado de la decisión sea favorable aumenta.

Ciertamente hay valor en dar dos pasos hacia atrás y dejar que tus pensamientos se marinen en toda el contexto que has recibido. Lo importante entonces, es crear el tipo que requerimos para hacerlo.

Even in situations where you have to act relatively quickly, as was frequently the case during the financial crisis, it helps to build in time to let your thoughts marinate.

Esta es una parte fundamental del marco de trabajo que usaremos. Hay que considerar que, dentro de nuestro plan de juego, deberá existir un mecanismo a través del cual podamos tomarnos el tiempo necesario para pensar bien las cosas, y así evitar actuar por impulso.

Obama dice, “nunca puedes contar con un descanso con buen tiempo, ni predecir el cómo te va a ayudar”. Pero si algo es cierto en esta vida, es que si algo no se intenta, las probabilidades de fallar son del 100%.

Debemos de tomar en cuenta que, contrario a lo que muchos podrían pensar, los humanos no estamos diseñados para estar todo el tiempo funcionando a máxima capacidad. El burnout es real. Para mantenernos en la mejor condición cognitiva posible, es necesario que tomemos descansos. Y si tomamos esto en cuenta dentro de nuestra metodología de resolución de problemas, estaremos incrementando la probabilidad de que tomemos mejores decisiones cuando sea necesario.

Finalmente, Obama toca el punto de la delimitación de su atención. En algunos podcasts en los que he participado he compartido la idea de tener espacios definidos para trabajar y para descansar. Es necesario: las máquinas están hechas para trabajar constantemente, los humanos no.

Obama representa esto en términos de rituales, a través de los cuales crea una delimitación entre “modo trabajo” y “modo dejando que mis pensamientos se marinen”.

After signing the Affordable Care Act into law, I finally quit smoking for good — but took pains to maintain other outlets, other rituals, that helped preserve some boundaries, however tenuous, between life and work. My morning workout, an evening walk on the South Lawn, after-dinner pool games with our dear friend and family chef Sam Kass. Whatever decision I might be carrying would breathe a little — and so would I. Those rituals included leaving the Oval Office at six-thirty each night so that I could have dinner with my family.

Atención en la palabra tenous. Un ritual para delimitar a donde estaremos destinando nuestra atención no necesariamente significa cambiar de lugar de trabajo, o cambiarse de ropa. Por ejemplo, yo he entrenado a mi cerebro para saber que la primer taza de café del día significa “modo trabajo”. También sabe que escuchar mi podcast favorito por la tarde significa “modo descanso”.

Así funciona mi framework.

Conclusiones

Me parece extraordinario que una de las personas más poderosas del mundo use técnicas tan sencillas para tomar decisiones. Técnicas que tú y yo podemos comenzar a aplicar hoy mismo.

Obviamente hay mucho más contenido qué rescatar y aprender al respecto. Pero creo que esta idea general es digna de compartir: la importancia de contar con un marco de trabajo para tomar decisiones.

Te invito a leer el artículo original en Medium, y a escribirme en Twitter o por correo si tienes algo que agregar.