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Portugal hace ilegal que tu jefe te contacte fuera de horario laboral

Tom Bateman, reportando para euronews.com:

Bajo las nuevas reglas, los empleadores podrían enfrentar penalizaciones legales si contactan a sus trabajadores fuera de horarios de oficina. Las compañías también deberán de ayudar a pagar gastos originados por le trabajo remoto, como facturas eléctricas y de servicio de agua.

Pero las reglas tienen límites: no aplicarán a compañías de menos de diez empleados.

Progreso es progreso.

Las nuevas leyes dictan multas para quienes contacten a sus empleados fuera de horarios laborales. Además de que se prohíbe que se monitoreen las actividades de las personas mientras trabajan desde casa.

Si el bienestar de sus empleados, y la división sana entre vida y trabajo no es tan importante como para que algunos empleadores se organicen mejor, tal vez consecuencias legales les haga cambiar de opinión.

 

Cómo vencer el síndrome del impostor

Todos sufrimos del síndrome del impostor.

Tan solo basta con hacer una búsqueda en Twitter para darte cuenta de que no estás sola. A unos nos vuelve paranoicos. A otros nos paraliza completamente, mientras que a varios simplemente nos atormenta en cada decisión que tomamos en nuestra vida profesional.

Cuando hablamos del síndrome del impostor también estamos hablando, hasta cierto punto, de vergüenza. Seguramente a ti también en tu niñez te dijeron que estar mal es algo que deberías de evitar a toda costa. Probablemente en varias ocasiones te dijeron, como a mí, que si no tenías algo bueno que aportar, mejor no aportaras nada.

Vivir el día a día con síndrome del impostor es agobiador. Sobre todo si trabajas en equipo. Y aún más, si trabajas en un ambiente ultra competitivo como lo es el desarrollo de software. El miedo de exponer una idea y quedar mal, como el que no sabe. El síndrome del impostor hace que nada de lo que tienes que aportar pueda salir a la luz. Pero todo esto se puede prevenir.

Considera lo siguiente: así como no mandarías código a producción sin probarlo o validarlo, tampoco deberías de convertir ideas en código sin antes pulirlas con tu equipo.

La próxima vez que sientas miedo de quedar “mal parada” por compartir tu idea de solución con el resto del equipo, recuerda: eso también es hacer software. Estás probando la viabilidad de la idea. Si escribir tests te ayuda a confiar más en tu implementación, exponer tus ideas con tu equipo y recibir feedback de ellas te ayuda a confiar más en que vas por el camino correcto.

Vencer el síndrome del impostor es tarea de todos

Si bien cada quien lo experimenta de manera diferente, todos en algún momento de nuestra vida nos hemos identificado (o nos vamos a identificar) con este síndrome. Creo que es una de las pocas cosas en las que todos podemos estar de acuerdo: el síndrome del impostor es algo que tenemos que tratar.

Y considero que es responsabilidad de todos los que estamos en esta industria buscar maneras de erradicarlo.

Recientemente, me compartieron una técnica que ha hecho maravillas para mí y mis equipos. Nos ha ayudado a bajar la barrera de entrada a discusiones, y al mismo tiempo, ha ayudado a que las soluciones a las que llegamos como equipo sean más diversas y ricas en perspectivas. La técnica se llama Wrong Answers Only, o “respuestas incorrectas únicamente”, pero me gusta más el nombre en Inglés.

Wrong Answers Only se trata de poner como regla, en cualquier discusión de equipo, que únicamente se vale compartir respuestas incorrectas.

La barrera de entrada ahora es mucho más baja, porque ahora lo que no quieres es estar en lo correcto. Dale rienda suelta a tu imaginación, y di lo primero que se te venga a la mente. Conforme va avanzando la reunión, la abundancia de ideas que no están atadas a la expectativa de tener que estar bien comienza a ofrecer un panorama mucho más amplio y diverso de soluciones posibles.

Poco a poco, utilizando esta técnica, los miembros del equipo ganamos confianza en nosotros mismos y aprendemos que estar mal es parte del proceso de aprendizaje. Y mientras más nos demos cuenta de lo anterior, más se rompe la asociación de que estar en lo incorrecto es un juicio directo sobre nuestra valía y capacidades como profesionales.

Inteligencia emocional para desarrolladores

Gran parte del tiempo de mi día se lo dedico a ayudar a desbloquear a otras personas. Te sorprendería cuántos problemas tienen un origen emocional.

Una de las habilidades que he desarrollado y más me ha servido es la de encontrar formas de comunicar conceptos complejos de maneras que hagan sentido para la otra persona. Cada una de las personas con las que hablo es diferente, y a cada quién le “caen mejor” ciertas ideas de una forma que de otra. Lo que he encontrado, independientemente de la situación, es que una analogía bien aplicada hace que se pueda asimilar mucho mejor un concepto.

Así que justamente esto te vengo a ofrecer el día de hoy: una analogía para ayudarte a entender, de una vez por todas, lo que es la salud emocional, y por qué es importante que inviertas esfuerzo en ella.

Las emociones son como un océano. Los sentimientos son las corrientes que recorren ese océano.

Así como el océano, tu repertorio de emociones está siempre en flujo, cambiante y en constante movimiento. El equivalente a tener un problema en tu vida es un huracán o una depresión tropical de esas que nadie ve, pero tiene efectos reales en las costas.

Podríamos decir que cada una de las emociones que puedes tener en tu vida representa una masa de agua. Las corrientes marítimas son ocasionadas, entre otras cosas, por cambios en la densidad entre masas de agua (causadas por diferencias en la salinidad o temperatura). Una corriente oceánica es un sentimiento en esta analogía. Al igual que las corrientes, los sentimientos pueden variar de intensidad, profundidad y duración.

Hay algunos sentimientos que duran toda la vida. Hay otros que desaparecen a los pocos minutos de haberse creado. Unos son lo suficientemente fuertes para arrastrar flotillas de barcos completas, mientras que otros simplemente te sacan un susto en la playa.

Las corrientes no pueden existir sin el océano, y el océano no podría albergar vida sin las corrientes. Y nuestros sentimientos tienen un origen, así como nuestras emociones necesitan ser expresadas. Y tal como los océanos y las corrientes, los sentimientos y las emociones son simplemente un hecho de nuestra existencia. No podemos ignorarlos, y tenemos que cuidarlos o sufrir las consecuencias.

Las emociones, al igual que los océanos, pueden navegarse, estudiarse, nutrirse, ensuciarse, limpiarse y moverse. Y si de navegar de una masa de agua a otra se trata, tal como los grandes navíos que atraviesan el mundo de polo a polo, podemos usar los sentimientos para impulsarnos de una emoción a otra.

Finalmente, así como sería arriesgado intentar navegar un océano sin un mapa (satelital o celestial), lo mismo sucede con las emociones. Si intentamos vivir nuestra vida sin conocerlas, entenderlas, estudiarlas y nutrirlas, nos encontraremos en situaciones complicadas, difíciles de navegar y probablemente fatales. Ir a terapia es un buen precursor para comenzar a desarrollar estos mapas emocionales.

La inteligencia emocional no se trata de domar o reprimir las emociones, más de lo que ser un buen navegante se trata de calmar el mar cuando se pone duro.

Ser inteligente emocionalmente se trata de identificar cuando es mejor momento de navegar ciertas emociones, y reconocer lo que necesitarás para que no te hundan. Así como un capitán experto sabrá cuándo usar las corrientes para navegar el océano de manera más sencilla, tú aprenderás a usar tus sentimientos a tu favor, llevándote de una emoción a otra.

Si eres una de esas personas que necesitan ejemplos y lógica para entender conceptos foráneos, espero que esta analogía te ayude a comprender la importancia de invertir en tu salud emocional. Es importante.

Ve a terapia.

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