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Las 4 fases del conocimiento

La semana pasada participé en un taller donde aprendimos el valor de escuchar sin intentar resolverle los problemas a otras personas. En la explicación que dio el facilitador, compartió un concepto que me voló la cabeza: las fases del conocimiento.

Durante el taller, usó esta idea para recalcar la importancia de mantenerse receptivo ante los sentimientos de los otros.

No lo había escuchado nunca, pero se me hizo una forma extremadamente práctica de entender cómo es que el conocimiento se vuelve parte de nuestra vida. Y hoy te quiero compartir ese concepto para que lo utilices cada que quieras aprender algo nuevo.

El conocimiento puede existir en 4 fases dentro de nosotros: Punto Ciego, Aprendizaje, Aplicación y Encarnación.

Las fases del conocimiento: Punto Ciego, Aprendizaje, Aplicación y Encarnación

Cada una de estas 4 fases se vive de manera consciente o inconsciente.

  1. Punto Ciego: Inconsciente. No sabes lo que no sabes. Asumes y supones, pero no te cuestionas por qué de las cosas. Simplemente, aceptas la realidad tal cual. Caes en dogmas y vas por la vida sin preocuparte por los efectos de tus acciones en el mundo que te rodea.
  2. Aprendizaje: Consciente. Por alguna razón, te diste cuenta de tu punto ciego y estás buscando, de manera consciente, expandir tu conocimiento. Estás estudiando, investigando, encontrando maneras de desbloquearte. Haces preguntas, investigas y te vuelves más receptivo a nuevas ideas.
  3. Aplicación: Consciente. Estás cristalizando tus aprendizajes de la fase pasada. Tomas lo que estudiaste, lo que aprendiste, y lo aplicas para terminar de asimilar el conocimiento. La aplicación de lo que has aprendido, a su vez, genera más preguntas. En esta fase es donde descubres tu propia versión de la verdad.
  4. Encarnación: Inconsciente. Lograste dominar tu craft y ahora puedes ejecutarla sin pensar — logras aplicar tu conocimiento de manera inconsciente. En esta fase es donde el conocimiento se vuelve sabiduría. Vuelves a no saber por qué sabes lo que sabes.

Si tienes la suficiente astucia, te darás cuenta de que este no es un proceso lineal, sino cíclico. Cuando logras encarnar el conocimiento, en tu mente se libera espacio para poder ponerle atención a otros aspectos de tu vida. Es ahí donde descubrirás más puntos ciegos, y podrás comenzar el camino de nuevo.

Esta forma de pensar también encaja perfectamente con el efecto Dunning-Kruger (el inverso del síndrome del impostor): “mientras menos sabes, más crees que sabes.” Te hice una gráfica.

Fases del conocimiento y el efecto Dunning-Kruger

Fases del conocimiento y el efecto Dunning-Kruger

La próxima vez que rechaces una idea, pregúntate:

  • ¿Es este mi punto ciego?
  • ¿Hay algo más que pueda aprender de este tema?
  • ¿Podré aplicar lo que aprenda de esto?

La trampa de la productividad sin consciencia

¿Por qué quieres incrementar tu productividad? La respuesta más común a esta pregunta es “para poder hacer más cosas”. Habiendo yo mismo dado esta respuesta múltiples veces, intento reflexionar en qué parte del proceso de crecimiento comenzamos a asociar la cantidad de cosas que hacemos con nuestro valor como personas.

La idea de ser más productivo no debería de estar enfocada en hacer más, sino en reducir la fricción para que hagamos lo que tenemos que hacer de la manera más tranquila posible. De la manera más humana posible.

Tú y yo somos parte de un sistema que, hora tras hora, está buscando exprimir la mayor cantidad de productividad de cada uno de nosotros. Eficiencia, dicen, es lo principal. Ser eficientes. Ser productivos. Si no estás siendo productivo, estás desperdiciando recursos. Si no maximizas tus horas de trabajo, estás siendo irresponsable.

Mientras más enfoque le das a ser productivo y a incrementar tu eficiencia, más estás renunciando a lo que te hace humano: la imperfección. Al espacio para tener sentimientos, opiniones y reacciones a las circunstancias que se te presentan.

A alguien que idealiza la como una medida para determinar su valor le costará mucho entender que lo que te hace único es tu perspectiva, experiencia de vida y tu humanidad. La misma humanidad que te hace a veces fallar en tus metas, y no completar tu lista de tareas a tiempo. Colectivamente, mientras más nos enfoquemos en ser productivos y eficientes por el simple hecho de hacer más, nos haremos menos humanos. Porque entonces necesitaremos menos personas.

“Suena la campana que aún puede sonar. Olvida tu ofrenda perfecta. Hay una grieta en todo. Es así como entra la luz.” Leonard Cohen inicia su canción “Anthem” con esa reflexión.

La próxima vez que te quieras sentir mal por no ser “suficientemente productivo”, recuerda: hay una grieta en todo. Es así como entra la luz.